Capítulo 3
Mi corazón palpita acelerado, sudo sangre, noto su sabor. Miro el reloj, marca las 5,00h AM. No hace frío, pero afuera llueve. Mis números suman y suman… son doce millones quinientos tres mil. ¡Pero aún no he superado el record! ¿Qué me sucede? ¡No! El dedo índice de mi mano, el que pulsa el ratón, no me obedece. Parece salirle un extraño vello. ¿Serán mis ojos que comienzan a ven alucinaciones o es mi sangre que me ha envenenado? La pantalla se ha tornado blanca y negra, las imágenes saltan a trompicones, y el teclado se aleja y aleja como si lo viese a través de unos prismáticos del revés… ¡No! Las uñas se alargan… los dedos de mi mano derecha se contraen. ¡Santo cielo! ¿Qué es esto? ¿Me abordan? ¿Penetran en mi cuerpo? ¿Se ha escapado alguno quizás? ¡Dispara! ¡Dispara! ¡Ta, ta, ta, ta…! Mi sillón, gira, traquetea, se estremece, como si estuviese bajo el influjo de un terremoto… (Continuará próximamente)