Capítulo 7
De repente, uno de esos demoníacos organismos aparece ocupando la totalidad de la pantalla, se ríe, se ríe a carcajadas con su insolente e inhumana bocaza y, temiendo ser eliminado, no me permite siquiera un solo movimiento. Me revelo brioso, intento pulsar alguna tecla para destruirlo, pero mis manos deformadas son incapaces de reaccionar ante mis órdenes. Sufro, sufro mucho, tanto, que ni siquiera puedo levantar el trasero de la silla para ir al servicio… quiero orinar, ir al baño, vaciar la vejiga… ¿me lo haré encima? Me lo haré encima… No, no, por favor… No puedo alejarme ahora… he de soportar esos dolores que parece corroer mis entrañas. Es hoy, ahora o nunca, me faltan unos trescientos puntos para vencer, para destruir a toda la cuadrilla intergaláctica proveniente de lejanos planetas que de lo contrario invadirán la tierra… ¡Oigo unos pasos, el corazón se me acelera! ¡No, nadie puede verme, sería angustioso, escalofriante, perturbador!