Ayer, en uno de los salones del centro cultural “La Térmica” asistí a una entrevista/conferencia del prestigioso actor José Sacristán, distinguido como uno de los veinticinco mejores actores del mundo, (ocupa el puesto número veinte) dentro del ciclo “Palabras mayores”. Nos habló de su infancia y juventud, de las vicisitudes de sus padres en la posguerra, de su férrea vocación por el cine y de algunas curiosas anécdotas que le han sucedido en el curso de su carrera. La charla fue muy amena, incluso simpática y divertida a veces. Eché de menos alguna crítica a la política actual, pero seguramente no la abordó porque ni siquiera el entrevistador le preguntó. Con todo, lo que más me llamó la atención, fue su enorme humildad y, el respeto y tolerancia que demostró hacia sus antónimos ideológicos con los que trabajó, ganándose por ello su consideración y amistad, pese a ser él un izquierdista confeso.
Felicidades, es usted muy grande.