Diana Sorel, la protagonista de la novela, es el nombre con el cual el autor bautizó a la actriz norteamericana Jean Seberg, con quien, él mismo, mantuvo un corto, pero ardiente idilio.
Narrada como una crónica, a veces con un cierto toque de erotismo y otras con bastante dramatismo, nos relata la noche que la conoció en una fiesta durante el transcurso del rodaje de una película en Méjico, la crueldad con que los medios de comunicación americanos la trataron divulgando noticias falsas, para desprestigiarla, por sus supuestos vínculos con los Panteras negras, el día a día de la actriz tras los rodajes, y sus debilidades, paranoias y caprichos. Además, narra sus propios sentimientos, sus inseguridades, el amargo sabor del final de un amor sin despedida, que ya previó, sería corto, y su desolación.
La novela también analiza los felices sesenta y los difíciles setenta, abordando el racismo, las relaciones interculturales, la moral sexual, los movimientos estudiantiles del 68, los cambios ideológicos y políticos, así como la mentalidad retrograda de los Estados Unidos, en la que Jean Seberg representa a una nueva generación de jóvenes más libres.
Novela altamente recomendable para todo aquel que ame la buena literatura y la excelente escritura.