Eduardo Mendoza: «De Cervantes aprendí que se podía cualquier cosa»
«Alguna vez me he preguntado si Don Quijote estaba loco o si fingía estarlo para transgredir las normas de una sociedad pequeña, zafia y encerrada en sí misma. Mi conclusión es que Don Quijote estaba realmente loco pero que sabe que lo está, y también sabe que los demás están cuerdos y, en consecuencia, le dejarán hacer cualquier disparate que le pase por la cabeza. Es justo lo contrario de lo que me pasa a mí. Yo creo ser un modelo de sensatez y creo que los demás están como una regadera y, por este motivo, vivo perplejo, atemorizado y descontento de cómo va el mundo».
(El Mundo 29/9/2018)