Acabo de terminar la novela de Philip Roth “El mal de Portnoy” y me ha enamorado. Es sin lugar a duda una obra maestra.
La acción transcurre en la consulta de un psicoanalista, y en ella, el protagonista, Alex Portnoy, un joven judío, nos va desgranando su vida y contradicciones en un monólogo personal.
Lleno de deseos que repugna su conciencia, nos cuenta su infancia y adolescencia, marcadas ambas por unos padres de estricta moralidad judía, que rechaza, y la madurez, no muy lejana a sus etapas anteriores gracias a la obsesión que vertebra su vida, el sexo, casi siempre practicado con muchachas gentiles; como si penetrándolas tuviese la puerta abierta a su ambiente social.
Totalmente recomendable para adultos.
Ahora me atrevo a afrontar la lectura de la compleja “Macbeth” de William Shakespeare.