¿Debe comprometerse un artista con su obra más que con los posibles prejuicios de los poderes y la iglesia, o debe reprimir su creatividad por el bien de la moral?
En torno a esta premisa el escrito Ricardo Menéndez Salmón construye una novela con un halo misterioso que personalmente a mí me mantuvo pegado a sus páginas hasta el mismísimo final.
En ella nos cuenta un antiguo enigma: el destino de la blasfema Virgen barbuda del pintor Adriano de Robertis, quien al parecer la pintó en el siglo catorce, y que podría encontrarse en la actualidad aún intacta, pese a que nunca ha sido expuesta, pero en un lugar desconocido.
Las investigaciones giran alrededor de un suicidio, una declaración de locura y una visita que el futuro Papa Gregorio XI realizó al pintor con el propósito de destruirla.
Novela muy interesante, inteligente y bien construida.