Loading...

CUBA

Home / Mis viajes / CUBA

Sin lugar a dudas, Cuba es un micro-mundo donde se respira la música y el ambiente amable. Pasear por el centro, por la calle Obispo y la Habana Vieja, cenar en la Bodeguita del Medio o en el Asturianito, donde sirven la mejor piña colada y una excelente ropa vieja, o tomarte un daiquiri en el Floridita, «La cuna del daiquirí», sentado junto a la estatua de bronce de Hemingway mientras bailas o escuchas salsa o merengues, es toda una experiencia que todo el mundo debería disfrutar.

Cuba no es solo el ambiente nocturno, la música o el Malecón, sino también sus playas de arena fina, sus paisajes, el peculiar acento de amable gente, los hermosos flamboyanes, sus ruinosos edificios, pese a la escasez, también la comida y los multicolores almendrones (Vehículos de los años cincuenta, que los americanos abandonaron tras tomar el poder Fidel Castro) que circulan por todas partes.

Una cosa que nos llamó la atención fue la doble moneda que coexisten: el Peso Cubano que usan los nativos y el CUC (Peso Cubano Convertible) destinado al turismo, con una equivalencia de unas veinticinco veces mayor. Es decir que lo que le cuesta al cubano un peso, al turista veinticinco.

Cuba es para disfrutarla, para oírla, para tratar con los cubanos.

Durante los nueve días que duró nuestro viaje, visitamos la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña y divisamos desde allí sus preciosas vistas, nos tomamos unas cervezas, desde la rubia hasta la negra, en la cervecera del puerto, nos adentramos por diversas callejuelas, pasamos por varias plazas y nos detuvimos en la emblemática Plaza de José Martí. Entramos en el mítico hotel Nacional de Cuba, donde han pernoctado los más afamados artistas y directores de cine, y donde al fondo de sus jardines existe un pequeño museo de la época de la crisis de los misiles. Nos impresionó el Capitolio cubano, el casi desaparecido barrio chino o los antiguos, ruinosos y señoriales edificios, fruto una época… anterior. Desde la Habana nos trasladamos durante varios días a variopintos lugares: a la colorista Trinidad, a deliciosa Cienfuegos, a la Escuela Internacional de Cine y Tv de San Antonio de los Baños, donde me compré un motón de libros, y al precioso “Nicho”, que aunque suene raro, es un manantial de bonitas cascadas que para llegar allí tuvimos que atravesar en barca un enorme lago.

Nos perdimos muchas cosas, pero el tiempo se nos acabó y… en fin, fue un hermoso viaje que recomiendo, que volveré a hacer en cuanto pueda.