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TEATROS AMBULANTES

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Teatros ambulantes

El teatro ambulante, es aquel que recorre en giras periódicas un determinado número de localidades o países.

Dentro de la modalidad del teatro nómada se deben diferenciar dos tipos: el teatro itinerante simple, «de contenido sin continente», y el teatro ambulante de carpa, móvil o portátil, que viaja con la estructura física (o «continente») necesaria para la materialización de su espectáculo. Por lo general, el teatro de carpa es un combinado de distintas variantes, incluidos el circo y la revista musical.

En la novela “El secreto de aquel teatrillo ambulante” refleja muy bien cómo era esa vida itinerante.

Compañías de repertorio y teatros desmontables

Las compañías teatrales ambulantes o de repertorio pueden considerarse, en España, herederas del espíritu de los cómicos de la legua o de dramaturgos de carreta como Tespis, Lope de Rueda o Rojas Villandrando (es decir: moverse para trabajar y sobrevivir). Abundaron a lo largo de todo el siglo XX. Recibían tal nombre porque podían poner en escena hasta sesenta obras (la mitad de piezas en tres actos y la otra de piezas de un solo acto). Por lo general, estaban compuestas de dos actrices y cinco actores, muchas veces unidos por lazos familiares (matrimonios, tíos, hijos, etc). Podían viajar, en autobús de línea, en tren, o incluso en carro, con poco equipaje y poca escenografía (telones pintados y remendados, cuatro trajes de época y un surtido de sombreros bien emplumados). El famoso repertorio lo componían comedias, sainetesdramas románticos o folletinescos y un surtido menudo de poemas en verso y canciones populares. ​

Visitantes habituales en poblaciones de todos los tamaños, siguiendo circuitos fijos para no entrar en conflicto con otras compañías, las «compañías de repertorio» hacían su negocio especialmente en las ferias y fiestas, bien municipales, bien religiosas, como Corpus ChristiPascua o Navidad. Tuvieron especial desarrollo en los años de posguerra española.

Las compañías más grandes disponían de teatro o carpas portátiles, más discretas que las de los espectáculos circenses, con los que solían repartir recorridos, eventos e, incluso, descampados donde instalarse durante los días que permanecían en una población. Famosos fueron en España, los teatros portátiles del Teatro Candilejas, el Teatro Benavente, Teatro Lope de RuedaTeatro Arniches, Teatro Maylui, Teatro portátil de los Hermanos Largo, Teatro Valle…

Entre los teatros ambulantes en nuestro país destaca sobre todos “La Barraca» Dirigido por Federico García Lorca y el «Teatro del Pueblo» dirigido por Alejandro Casona.

«La Barraca» fue un teatro universitario de carácter ambulante creado en 1932 por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte. Su nacimiento ocurrió en 1932, al comienzo de la Segunda República y estaba enmarcado dentro del proyecto gubernamental de las Misiones Pedagógicas, con el objetivo de llevar el teatro clásico español a zonas con poca actividad cultural de la Península Ibérica, llegando a visitar 74 localidades. El repertorio lo componía un total de trece obras de autores clásicos españoles como CervantesTirso de MolinaCalderón de la Barca o Lope de Vega. Dejó de funcionar en 1936 debido al estallido de la Guerra Civil.​

En el mismo marco y dentro de los proyectos pedagógicos del gobierno republicano español, aunque bastante menos conocido -y reconocido- fue el trabajo del «Teatro ambulante» o «Teatro del pueblo«, coordinado y dirigido por el dramaturgo asturiano Alejandro Casona; teatro itinerante para el que Casona escribió dos pequeñas obras: Sancho Panza en la Ínsula y el Entremés del mancebo que casó con mujer brava, además de adaptar obras clásicas, tanto para adultos como para niños y jóvenes.

En otros países: Carpas ambulantes mexicanas

Durante la primera mitad del siglo XX, en México, fueron especialmente populares las carpas, una alternativa cultural sin pretensiones intelectuales, que llevaba a los más pobres un reflejo de lo que sólo podían disfrutar los ricos. ​

Entre 1930 y 1960, tras la Revolución mexicana los barrios de las grandes capitales y poblaciones importantes, eran periódicamente visitadas por «un camión que descargaba una carpa con piso de tierra y aforo para un centenar o dos de espectadores, sin más camerinos que la parte baja de un entarimado de apenas seis por ocho metros, y un vestuario remendado y empolvado pero con muchas plumas y lentejuelas. Los artistas: cómicos, bailarinas y cantantes, algún ventrílocuo, algún mago o prestidigitador y un grupo de malabaristas».​

Solían ofrecer tres pases o tandas (sesiones); en la primera entraba público de todas las edades, incluyendo niños, y presentaban a los artistas menos conocidos o que atraían poco público; en la segunda subía la calidad del espectáculo; y en la tercera, la de la noche, se echaba el resto. De estas humildes carpas populares surgieron cómicos tan conocidos luego, como Cantinflas y su partenaire Manuel Medel o los populares Resortes y Clavillazo.